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Si crees que una dieta milagro, una pastilla o una talla concreta van a solucionar tus problemas con la alimentación, posiblemente estás siendo víctima de una expectativa falsa.
Muchas personas vienen a consulta pidiendo adelgazar mucho en poco tiempo, queriendo tener el mismo peso que cuando eran jóvenes, poniendo todo el foco de atención e importancia en un número o un peso. Lo primero que debemos saber es que en “una alimentación saludable” el peso no es ni el único ni el más importante de los factores que influyen en la disminución de peso ni en una buena relación con la comida. Existen muchos más factores que intervienen y que son igual de importantes o más (genética, actividad física, descanso…).
Estamos muy equivocados si creemos que esa talla o peso van a ser solucionadores de nuestros problemas o malestar. Un primer paso será comprender esto y comenzar a valorar nuestra propia realidad teniendo en cuenta cada uno de estos factores que la rodean para de este modo ser capaces de generar unas expectativas realistas pues de lo contrario, acabaremos frustrados. A partir de ahí, podremos comenzar de mano de los profesionales a desarrollar pequeños objetivos y establecer metas a nuestro alcance para conseguir el éxito de nuestros objetivos siendo la paciencia y flexibilidad nuestros mejores aliados en este proceso.
¿Cómo llegan estas expectativas falsas?
Las expectativas falsas vienen de la fantasía que queremos que haga la realidad. Esta diferencia entre la expectativa falsa que generamos y la realidad es lo que nos hace ser seres infelices. Si crees que una pastilla, una dieta o un bajo peso van a solucionar tus problemas alimentarios, posiblemente estás siendo victima de una expectativa falsa.
Cuando nos quejamos porque no he bajado 2 kilos en una semana poniendo todo el foco en un físico y en una expectativa falsa (dieta milagro) tu mente comienza a crear la fantasía de que tu vida depende de esto produciendo una enorme decepción. Al final, esto es algo que podemos conseguir de forma puntual volviendo rápidamente al estado de malestar y sintiéndonos víctimas por no conseguir esos objetivos que habíamos dejado en manos de esa dieta milagro.
¿Cómo utilizar las expectativas a nuestro favor?
Lo importante para alcanzar el éxito está mental, no en lo material. Pero a veces es complicado manejar las expectativas y confundimos términos. Por ejemplo, buscar mejorar mi relación con la comida para tener un buen estado de salud y peso adecuado es diferente a hacer una dieta restrictiva porque quieres tener una talla menos. Para desarrollar expectativas realistas es necesario que conozcamos como actúan ambas:
Expectativas falsas
Te pasas la vida esperando a que tus problemas pasen y dejas en manos de los milagros la solución. Las expectativas irreales no tienen fundamento, por ello es raro que se cumplan (ej. darle un poder sobrenatural a una pastilla o dieta) entonces serás víctima de un estado negativo donde dejas en mano de otros o de milagros tu bienestar u objetivos a conseguir. Estas expectativas nos sabotean y nos predisponen a fracasar, te hacen sentir frustración ante adversidades, anulan tu creatividad y te convierten en víctima de las circunstancias buscando milagros apartándote de la búsqueda de soluciones.
Expectativas realistas
En cambio, las expectativas realistas hacen alusión a lo mental. Tu forma de ser y actuar será la que te llevará a mejorar tu aspecto físico. Las usamos como un ensayo mental de nuestros comportamientos para conseguir el mayor provecho de la situación y de este modo ser capaces de solucionar improvistos y aprovechar las oportunidades de las situaciones. Con ellas buscamos una transformación interior donde experimentar y descubrir de lo que somos capaces. Lo incontrolable estará presente, pero generar expectativa realista hace que estemos preparados para afrontarlos a través de nuestros recursos.
La felicidad es la suma de todo lo que proporciona la capacidad de adaptarte a todo lo que te ocurre. Creer en estas expectativas realistas facilitará que el resultado de tus actos se corresponda con tu estado mental. No sirve conformarse, sino adaptarse, utilizar todos tus recursos a tu disposición para mejorar tu situación en esa misma realidad.
¿Cómo crear expectativas realistas?
- Practicar y expresar las expectativas. Ten presente que las expectativas son un simulador en el que puedes hacer un ensayo mental para que cuando se dé la situación puedas afrontarlo con éxito y usar tus recursos. Si te sugestiones al fracaso solo verás los obstáculos y no las oportunidades. Por otro lado, es importante que sepas que las personas no son adivinas y no saben justamente lo que necesitamos o esperamos de ellos o de una situación. Comunicarlas puede ayudarnos a ponerla en el lugar que corresponde lo que aumentará la probabilidad de que se cumpla.
- Distingue expectativa falsas y realistas. Las expectativas realistas tendrán en cuenta los factores implicados ya que previamente habremos ensayado las situaciones que más probabilidad hay de que ocurran y de este modo poder aumentar factores de éxito y minimizar las del fracaso. Las expectativas falsas dejan en mano de otras circunstancias conseguir el objetivo.
- Poner límites a las expectativas de los demás. En muchas ocasiones estamos inmersos en un sin fin de obligaciones y deberes impuestos por los demás y que supuestamente hemos creído que debemos cumplir. Las expectativas externas hacia nosotros pueden «ahogarnos» y un ejercicio muy sano y necesario para tu bienestar es entender que no se puede satisfacer los deseos de todos. Priorízate.
- No tengas solo una expectativa. Crea diferentes versiones para poder asumir mejor la incertidumbre. No podemos predecir lo que ocurre, pero si podemos estar preparados para ello.
- Agradece con lo que tienes y vive en el presente. Las expectativas se fundamentan en nuestra experiencia pasada y se conciben inevitablemente en nuestras esperanzas de futuro. Esto puede alejarnos del presente que en realidad es donde estamos y donde podemos actuar.
- Si fracasas. Inténtalo de nuevo, pero de otra manera. Si generamos expectativas realistas sabemos que cabe posibilidad de fracaso y no pasa nada.
- Esperar menos y actuar más. Todo lo anterior no tiene sentido si adquirimos una postura de pasividad. Al tomar la iniciativa, al ser proactivos y protagonistas seremos capaces de actuar de forma prudente y asimilar los improvistos que puedan surgir en el camino aceptando que el error y el fracaso pueden estar presentes. De este modo seremos podremos trabajar y desarrollar nuestros objetivos de forma más sana y óptima desde una perspectiva mental que influirá directamente nuestro estado físico y de salud.
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