La anorexia y la anorexia nerviosa son términos que a menudo se intercambian o se usan de forma similar, pero existen diferencias entre los mismos y en este artículo vamos a entrar a conocerlas.
¿Qué es la anorexia y la anorexia nerviosa?
La anorexia se refiere a la pérdida de apetito o la incapacidad de comer adecuadamente, pero el origen de esta pérdida de apetito puede ser muy variada: condiciones médicas, psicológicas o emocionales. La Anorexia no es una enfermedad específica, y aunque puede estar relacionada con el trastorno alimentario, puede también concurrir sin la presencia del mismo.
Cuando hablamos de anorexia nerviosa, lo estamos haciendo de un trastorno alimenticio grave caracterizado por la restricción extrema de la ingesta de alimentos, una preocupación obsesiva por el peso y la figura corporal, y una imagen corporal distorsionada.
¿Cuáles son las diferencias?
Como decimos, mientras que la Anorexia se refiere a la falta de apetito o la incapacidad para comer, este síntoma puede provenir de muy diversos factores como medicamentos, enfermedades crónicas, depresión, ansiedad, etc.
Sin embargo, cuando hablamos de Anorexia Nerviosa, nos referimos a un trastorno alimentario con una serie de criterios diagnósticos claros, según el DSM-5 se diagnostica Anorexia nervios si concurren los siguientes síntomas:
- Restricción de la ingesta de calorías en relación con las necesidades energéticas, lo que resulta en un peso corporal significativamente bajo en comparación con lo esperado.
- Miedo intenso a ganar peso o volverse obeso, incluso cuando está por debajo del peso normal.
- Alteración en la percepción del peso o la forma del cuerpo, y/o una influencia indebida del peso o la figura en la autoevaluación.

¿En qué se diferencia el tratamiento?
El tratamiento de la anorexia y la anorexia nerviosa varía significativamente debido a las diferencias en su naturaleza y en las necesidades de los pacientes.
En el caso de la Anorexia, percibiendo esta como síntoma de otro problema subyacente, el aspecto clave es identificar la causa y dependiendo de la misma, el enfoque puede ser muy diferente. Por ejemplo, si el origen radica en una enfermedad gastrointestinal, el tratamiento deberá estar encaminado a la erradicación de esa condición médica a fin de que la Anorexia desaparezca. O en el caso de que esta sea un reflejo de un problema psicológico como ansiedad o depresión, se pueden recomendar terapias enfocadas al aumento del bienestar del paciente.
En la Anorexia Nerviosa, sin embargo, el enfoque será claramente enfocado a la evaluación integral de los aspectos físicos y psicológicos del trastorno. Será necesario la valoración y en su caso, ingreso por parte de un centro médico debido, como decimos, a las graves consecuencias físicas que este trastorno puede llegar a tener. De forma paralela, el paciente tendrá que ser tratado con una terapia psicológica específica para este tipo de trastornos, a fin de abordar los patrones de pensamiento distorsionados acerca del peso y la imagen corporal. Así mismo, y de forma concurrente con las anteriores, será necesario mantener en el tiempo una terapia nutricional estructurada para restaurar el peso de manera segura. La otra pata sobre la que buscamos construir el restablecimiento de la persona, es sin duda el apoyo social y familiar. Se ha mostrado en múltiples investigaciones la importancia de los factores psicosociales a la hora de conseguir una correcta sanación de este trastorno.
Recomendaciones psiconutricionales
Como resumen de lo anteriormente descrito, podríamos hacer una serie de recomendaciones psiconutricionales, como serían en el caso de la Anorexia:
- Evaluación Integral: Realizar una evaluación exhaustiva del estado nutricional y de salud del paciente, así como de posibles causas subyacentes de la anorexia.
- Establecer un plan de comidas flexible que incluya una variedad de alimentos equilibrados, ricos en nutrientes.
- Educación Alimentaria: Proporcionar información sobre la importancia de los nutrientes y cómo contribuyen al bienestar general.
- Incorporar técnicas de manejo del estrés, como la meditación, el ejercicio suave o la práctica de mindfulness, que pueden ayudar a reducir la ansiedad en torno a la comida.
En el caso de la Anorexia Nerviosa, las recomendaríamos:
- Una intervención multidisciplinaria en la que colaboran médicos, psiquiatras, psicólogos, y dietistas especializados en trastornos alimentarios para un enfoque integral.
- Establecimiento de objetivos realistas y progresivos para la restauración del peso, priorizando la salud física y el bienestar.
- Diseñar un plan de alimentación específico que incluya un aumento gradual de la ingesta calórica, y que contemple la variedad y el balance de macronutrientes.
- Incorporar la Terapia Cognitivo Conductual para abordar los patrones de pensamiento disfuncionales respecto a la imagen corporal y la alimentación.
- Realizar un seguimiento regular del progreso en términos de peso, salud física y bienestar emocional.
- Recomendar la participación en grupos de apoyo donde los pacientes puedan compartir experiencias y aprender de los demás.
Esperamos haber arrojado luz sobre la extendida confusión terminológica entre Anorexia y Anorexia nerviosa que, aunque ambas son condiciones graves que requieren atención profesional, necesitan, como hemos visto, un enfoque específico.