Hemos comenzado el día bastante rápidos. He fregado, los niños me han ayudado a recogerlo todo… pero cuál es nuestra sorpresa cuando vamos a sacar la silla para meter todas las cosas, y vemos que la rueda está pinchada. La hemos hinchado un poco y a funcionar.
5 minutos después, la rueda se ha desinflado de nuevo. Hemos vuelto al albergue a ver si podían echarnos una mano, pero no hemos encontrado a nadie. Es sábado, ningún mecánico, tiendas cerradas… la etapa es cuesta arriba hoy y necesitamos que la silla esté a punto.
Hemos continuado caminando y nos hemos topado con un bar. He preguntado al camarero si podía ayudarnos de alguna forma, pero ha sido uno de los clientes el que nos ha dejado unos parches para arreglar la rueda (a todo esto, Lola había perdido el reloj y también hemos tenido que volver a buscarlo).
Por suerte, caminando, nos hemos encontrado con tres ciclistas que nos han ayudado muy amablemente. Nos han ayudado a arreglarlo, han encontrado otro pinchazo, nos han dado parches de repuesto…
Al final, entre unas cosas y otras, hemos arrancado a las 8.45.
Un rato después hemos hecho parada técnica en El Ganso. Hemos entrado en un sitio bastante chulo que estaba decorado a base de cosas reutilizadas: bañeras, taquillas… nos ha encantado.
Otra vez en marcha, al poco rato se ha vuelto a desinflar la rueda. Y así una y otra vez. Aquí comienzan las tensiones: Lola se cansa, no coincidimos cuando parar: cuando Lola quiere, yo no puedo; y cuando necesito parar a arreglar la rueda, ella no quiere… entre tanto, la rueda se desinflaba con mayor frecuencia cada vez. En el último kilómetro antes de llegar a Foncebadón, he tenido que hincharla 5 veces.
Por fin hemos llegado a nuestro destino, a Foncebadón. Nos alojamos en El Convento, el mismo sitio en el que nos alojamos la última vez. De hecho, la persona encargada hasta ha reconocido a Lola.
La tarde ha sido tranquila: hemos dormido, nos hemos despertado bastante tarde, hemos arreglado la rueda y hemos hecho un par de recados. Hemos cenado a las 8 que cerraban pronto los sitios del lugar y hemos vuelto a la habitación.
He intentado hacer un directo, pero hoy Lola y Yago estaban enérgicos de más y no ha sido posible… ¡esperemos que mañana todo marche mejor y que la rueda siga en su sitio!
Estamos deseando comenzar y compartir con todo el mundo nuestra experiencia; queremos ayudar a Fundame con la investigación, con los tratamientos y sobre todo con la visibilidad, que nadie se quede sin saber que esta enfermedad rara existe y todos los niños merecen vivir de la mejor manera posible.