Hoy me ha despertado un perro ladrando. Podía haber tenido, al menos, la cortesía de que sonara el despertador. He dado un par de vueltas en la cama y, a las 5, estaba en pie. A las 6 y pico ya habíamos desayunado. Hasta las 7.30 no abrían el bar, pero nos habían preparado una bolsita con pastel de manzana, yogur natural, un poco de fruta y un zumo; así que nos lo hemos comido tranquilamente en la habitación.
La sorpresa ha sido cuando, a punto de salir, nos hemos dado cuenta de que ayer dejamos la bici en el patio… que está en el bar… y que no abría hasta las 7.30.
Hemos tenido que llamar a dos teléfonos que había en recepción. En uno no lo han cogido, en el otro, por suerte, sí. Nos han dicho que en 20 minutos aproximadamente se pasará para abrirnos. Dicho y hecho: a las 6.30 teníamos la bici.
Hemos arrancado a buen ritmo hasta el primer pueblo. Situación: 14 kilómetros sin parar… y sin café. Hoy era la etapa más larga de todo el camino: 37 kilómetros. En el pueblo nos hemos encontrado con unos chicos que nos han preguntado qué qué estamos haciendo. Según nos han dicho, nos han visto en Facebook, pero no sabían muy bien en qué consiste el reto. Hemos estado charlando y nos han invitado al café y a un croissant de jamón y queso que se ha pedido Lola.
Cuando estábamos a punto de irnos, ha entrado en el bar un chico con un maillot que llevaba varias empresas de Logroño. Le he preguntado que si era de allí y tras su respuesta afirmativa, nos hemos enterado de que tenemos un amigo en común.
Hemos tenido un pequeño accidente con Yago, que se ha tropezado y se ha hecho un poco de daño. Pero enseguida se ha repuesto como el campeón que es y hemos seguido adelante.
Nuestra marcha se ha visto “interrumpida” de nuevo un poco más adelante, pero esta vez por una buenísima causa… nos han llamado de COPE León para hacer una entrevista.
Un rato después hemos llegado a Mansilla de las Mulas. Ahí nos hemos llevado otra sorpresa: ¡estaba Eleonora! Se encuentra con ánimos de hacer una etapa más, así que estaba esperando al resto del equipo para llegar hasta León. Ha sido un momento muy bonito, los niños se han emocionado mucho al ver a su amiga peregrina.
Hoy ha sido el día de encontrarnos con gente. Hemos quedado a comer en León con un amigo de Logroño que veranea en un pueblo leonés. Pues fíjate cómo son las cosas, que a 11 kilómetros de nuestro destino, nos hemos encontrado con un chico del pueblo de nuestro amigo. Y 200 metros después… otro chico de Logroño! David, que está haciendo el camino también con su hijo, pero en bici. Hemos charlado un rato con ellos y hemos continuado hasta la frutería más cercana, que Lola quería reponer fuerzas y han aprovechado para descansar un rato.
Y, al fin, llegamos a León a las 14.30. Aunque muy contentos, no en las mejores condiciones…
Hemos ido prácticamente todo el camino con el viento en contra, lo cual ha dificultado un poco la marcha; pero nosotros no desistimos. Pero al entrar en la ciudad, en nuestro destino, escucho un “crac”. Me pongo a cotillear y me doy cuenta de que se ha partido una pieza del carro de Yago. Qué suerte que hemos quedado con nuestro amigo Julio, que rápidamente nos ha llevado a una tienda donde tenían tornillos de todo tipo, y nos ha ayudado a cambiar el roto por uno nuevo. Hemos comprado alguno de sobra por si acaso.
Hoy no hemos podido echar siesta porque, además, luego tenía cita con el fisio. Pero la tarde no acababa ahí, porque después hemos ido a la Catedral de León a hacernos fotos para un periódico de la ciudad.
Ha sido un día de lo más estresante… pero estamos abrumados y emocionados por todo el cariño que recibimos día a día. Gracias por estar siempre ahí, ¡incluso en las malas!
Nos vemos mañana,
Estamos deseando comenzar y compartir con todo el mundo nuestra experiencia; queremos ayudar a Fundame con la investigación, con los tratamientos y sobre todo con la visibilidad, que nadie se quede sin saber que esta enfermedad rara existe y todos los niños merecen vivir de la mejor manera posible.
