Aún recuerdo los días de piscina cuando entrábamos a la casa a picotear algún tentempié y la tía, pacientemente estaba elaborando el ali oli para acompañar unas patatas asadas o las chuletillas. Qué paciencia pero qué manjar, vueltas y vueltas le daba al tenedor para ligar la salsa que para nosotros era un lujo.
Cuando probé con amigos la salsa ali oli comprada en nuestra primera barbacoa, me sorprendí de cómo podían ser capaces de comerse eso y aprecié mucho más ese trabajo de la tía durante mi infancia, sobre todo por la cantidad que hacía hasta llenar botes para satisfacer a una familia numerosa.
Este aliño casero tiene distintas versiones, la clásica, sin huevo, y manual y las más modernas elaboradas con batidora y huevo, todas son válidas, pero os animo a probar la que os explico a continuación, a riesgo de no volver a querer otra…
Como su propio nombre indica, la receta clásica de salsa ali-oli contiene dos ingredientes principales, ajo (ali) aceite de oliva (oli).
Aunque os he hablado del tenedor que manejaba mi tía, la podemos hacer en un mortero. La receta es para una cantidad pequeña, como para una o dos personas.

Ponemos una pizca de sal y añadimos un diente de ajo pelado y troceado. Empezamos a machacar con el mortero y cuando veamos la mezcla triturada comenzamos a añadir aceite poco a poco, sin dejar de remover y triturar, hasta que veamos que la mezcla emulsiona.
A partir de este punto, seguiremos añadiendo aceite al gusto, según lo espesa que queramos la salsa. Finalmente añadimos un poco de zumo de limón para terminar y darle ese toque cítrico.
Este tipo de salsa, al igual que la mayonesa casera, tiene alto contenido calórico, puesto que el aceite de oliva es un producto con mucha densidad energética, pero no debe ser algo prohibitivo, primero por su calidad nutricional y segundo, al ser una salsa con un sabor muy intenso, requiere muy poca cantidad para acompañar los platos.
Se trata de una receta muy versátil, pero os aseguro que preparada de esta forma y con nuestro Aceite de oliva virgen extra de La Rioja, acompañando unas chuletillas al sarmiento o con unas patatas asadas, triunfáis en la cocina, como lo hacía la tía Marisa.