
El tiempo real de juego es una fracción de la duración total del partido, ya que se combinan momentos en los que la frecuencia cardíaca aumenta hasta un 85% con períodos de inactividad como descansos o cuando la pelota está detenida.
El tiempo de partido y la comida anterior a éste son importantes ya que de ello dependen los requerimientos de energía, además de las condiciones ambientales como la temperatura del frontón.